"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

domingo, 12 de noviembre de 2017

DELENDA EST STULTITIA (hay que acabar con la locura)



A  la piedra en tu rostro, a las arrugas de las áridas tierras yo recuerdo en mi canto, tu frente gigantesca sobre tu cuerpo frágil, el crepúsculo negro en tus ojos recién desenterrados, días aquellos, bruscos, desiguales, cada hora tenía ácidos diferentes o ternuras remotas, las llaves de la vida temblaban en la luz polvorienta de la calle, tú volvías de un viaje lento, bajo la tierra, y en la altura de las cicatrizadas cordilleras, yo golpeaba las puertas, que se abrieran los muros, que se desenrollaran los caminos, recién llegado de Valparaíso. Me embarcaba en Marsella, la tierra se cortaba como un limón fragante en frescos hemisferios amarillos.

Y tú te quedabas allí sujeta a nada, con tu vida y tu muerte, con tu arena cayendo, midiéndote y vaciándote, en el aire, en el humo, en las callejas rotas del invierno. Ante los descalabrados hoteles de los pobres, te desangrabas. Acudíamos, y luego te quedaste otra vez en el humo de tus cicatrices y de tu llanto. Me habías faltado en la vida, gota a gota, más tu tierra amarilla. Vasijas quebradas, cubiertas en el silencio, otra vez.
                                                      César R. Docampo

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